La encuesta se organizó en torno a diez dimensiones temáticas: (1) ciudad y migración, (2) vivienda y hogares, (3) salud, (4) nivel educativo y trabajo, (5) situación económica, gastos y consumos, (6) transporte, (7) vínculos amorosos y familia, (8) identidad de género y orientación sexual, (9) violencia y discriminación, y (10) agenda LGBTI+ y política. 

El cuestionario incluyó 104 preguntas —96 estructuradas y 8 abiertas— y fue administrado de forma presencial, en formato papel, por encuestadores que forman parte del propio colectivo LGBTI+. 

La recolección de datos se realizó, en su mayoría, de manera presencial y con une encuestadore que leía las preguntas y marcaba las respuestas en el cuestionario. Esto fue una decisión tomada en base a criterios estratégicos vinculados tanto a la calidad de los datos como a la protección de las personas encuestadas. Esta modalidad permitió generar condiciones de confianza entre encuestadores y encuestades, aclarar dudas al momento de completar el cuestionario y favorecer respuestas más completas y contextualizadas. En el actual contexto de crecimiento de los discursos de odio y el acoso digital hacia personas LGBTI+, el contacto presencial operó también como una medida de resguardo.